Ali, nuestro guía en estos parajes, nos cambia algo de dinero, los bancos están cerrados porque es sábado. Solo nos puede cambiar 20 dólares o 20 euros a cada uno porque no tiene suficiente dinero.
Para empezar el día vamos a la Mezquita Id Kah (Aitika Qingzhen Si) que es una de las mayores de China, tiene su origen en 1442, cuando la ciudad estaba bajo el mandato de Abu Bakar, aunque el edificio actual data de 1838 y ha sido recientemente restaurado. Se construyo en estilo centroasiático y sufrió graves desperfectos durante la Revolución Cultural. La fachada principal es de ladrillo amarillo y tiene dos alminares. En el interior cuenta con un pabellón ortogonal, un estanque y una estancia de cien columnas que puede albergar hasta 7.000 fieles. Es muy agradable y su mayor importancia radica en que fue un importante Centro de Estudios Islámicos hace 400 años.
Detrás de la mezquita, al noroeste de la plaza Id Kah, en el casco antiguo, se extiende un fabuloso bazar uighur. Se divide en varias secciones, cada una especializada en la venta de una determinada mercancía. Iniciamos un ataque fotográfico feroz, no damos abasto con los cuadros que se nos presentan ante los ojos. Paseamos por las calles del mercado hasta que en un momento dado nos recoge un autocar que nos lleva a la Tumba de Aba Khoja.
El Mausoleo de Aba Khoja data de 1640 de estilo centroasiático, es un buen exponente de la arquitectura islámica en China. Aquí se encuentra enterrada la familia de Aba Khoja, un famoso misionero musulmán. El monumento también se conoce como la Tumba de Xiangfei, en memoria de la nieta de Aba Khoja, Ikparhan, identificada como la legendaria concubina Xiangfei. Esposa de un líder rebelde fue capturada por el emperador Qianlong de la dinastía Quing. Se la llevo a Beijing para que fuera concubina imperial, pero ella se negó a someterse. Hay varias versiones, en una se cuenta que añoraba su tierra y se suicido, en otra que la madre del emperador la instó a suicidarse y otros dicen que murió de anciana. En la sala hay muchas tumbas de la familia, las de los hombres son más grandes, las de las mujeres un poco más pequeñas y las de los niños todavía más pequeñas. También vemos el carruaje en el que transportaron el cuerpo de Ikparhan desde Beijing hasta aquí, en una caja iba su cuerpo y en otra llevaron sus ropas.
Este complejo arquitectónico abarca el mausoleo, cuatro salas de oración, una sala de lectura y un cementerio. Hay un par de mezquitas muy bonitas con unos capiteles de madera muy bien trabajados. El cementerio todavía es utilizado por la población uighur y está repleto de tumbas de arcilla y barro rematadas por pequeñas cúpulas. En la mezquita se lavan y acicalan los cuerpos antes de enterrarse.
Volvemos a comer al restaurante de al lado del hotel. Comemos bien por 20 yuanes (2 euros) cada uno, con cerveza incluida. Un euro son 9,5 yuanes y un dólar 7,5 yuanes.
Por la tarde Alí nos lleva a la ciudad vieja. Allí acabamos de delirarnos con las fotografías. Calles estrechas sin asfaltar, muchas mujeres con la cabeza tapada, otras solo con los ojos al aire. La calle está llena de niños, los mayores cuidan a los más pequeños. Un par de niñas y un niño nos llevan a su casa para mostrarnos un baile, ponen música y bailan con más o menos soltura. Una de las niñas es muy tímida, pero eso no le impide bailar un poquito.
Alí nos sigue acompañando un rato y atravesamos una calle llena de actividad, donde se realizan todo tipo de trabajos a la vista de los transeúntes. Nos lleva a algunas tiendas, pero compramos poco. Finalmente nos deja en una de las tiendas y volvemos al hotel andando por calles fascinantes. El último tramo lo hacemos en autobús, con el número 9, nos cuesta un yuan cada uno. Nos duchamos y cenamos en el hotel a las nueve y media. Luego charlamos un rato y repasamos las fotos. No nos acostamos hasta las dos.