El avión ha salido con una hora de retraso de Kashgar y llegamos a Ürünqui sobre las tres de la madrugada. Nos espera un guía muy simpático, Edmon. Es muy animado y a estas horas de la madrugada tiene paciencia para explicarnos las etnias de la Región Autónoma de Xinjyang. Desde 1949 muchos chinos de la etnia “han” se han instalado aquí y constituyen ya la mitad de la población. La otra mitad la comparten minorías étnicas como los uighur, manchués, kazakos, mongoles y tajik. Hay también una etnia llamada “biguer” que tienen unas mujeres muy gordas, muy bien vestidas y muy enjoyadas para demostrar que son importantes. Según parece estas mujeres no tienen libertades y las compensan con cosas materiales. Parece una broma del guía, pero esto del idioma puede jugar malas pasadas.
Nos lleva al Hotel City, muy bueno y agradable. Nos colocan en el piso 20 y por la mañana tenemos una vista espectacular. Nos despiertan a las nueve, desayunamos y salimos a las diez.
Edmon nos lleva al Lago Tian Chi (Lago Celestial) (Lago Celeste). Son 115 km. en autocar. Es un viaje pesado, el suelo del autocar tiembla y tengo la sensación de que me pasa la corriente en los pies. Dormimos un poco por el camino.
A la llegada nos encontramos con una marabunta de gente. Dejamos nuestro autocar y subimos en unos autocares del parque por una carretera de curvas y después caminamos un poco hasta el lago. Es precioso, no muy grande y de un azul profundo. Está rodeado de colinas llenas de abetos y en la distancia se observan las cumbres cubiertas de nieve perpetua en la cadena montañosa de Tianshan. Una vez allí subimos en una barquita y damos una vuelta por el lago. Luego una caminata para ver una cascada y los gers (tiendas tradicionales de los nómadas) de los kazakos que pueblan este lugar. No sé si son diferentes de las jurtas, pero se parecen mucho. Los kazakos, de carácter abierto y hospitalario, son principalmente nómadas y viven del pastoreo y de la cría de ovejas. Tian Chi solo puede visitarse de mayo a septiembre, los meses de invierno es totalmente inaccesible.
Bajamos tarde, de modo que acabamos comiendo a las cinco en el Hotel City. Damos un paseo por el centro de Ürünqui, no hay tiempo para ver mucho y Edmon nos lleva a la estación de tren. El se espera hasta la hora de la salida en que tomamos el tren nocturno a Liuyuan. Vamos en primera y los compartimentos son estupendos. Hay cuatro camas en cada uno, a modo de dos en forma de litera a cada lado, una mesa bajo la ventana entre las dos camas inferiores y sobre la mesa un termo con agua caliente, para que nos preparemos una sopita o un té. Nos
colocamos los ocho en dos compartimentos de cuatro. Nos damos un paseo por el tren. A parte de nuestros vagones hay otros que son con compartimentos abiertos de seis personas, tienen un colchón más sencillo y no tienen sábanas, pero no están mal. El último vagón es el único que tiene solo asientos, van tres en un lado y dos en otro y están colocados mirándose de dos en dos de modo que unos van en sentido de la marcha y otros en contra, así pueden jugar a cartas. Todos los vagones están animados, pero especialmente el de los asientos y los de tercera. En realidad los de primera están menos animados porque tienen más intimidad. El personal del tren se pasea con unos carritos por si queremos comprar algo de comer. Después de explorar el tren nos vamos colocando para descansar, las sabanas están muy limpias y en general reina un ambiente agradable.